No, no estamos hablando de
minar oro o diamante. Hablamos, en todo caso, de individuos u organizaciones
con acceso a computadoras poderosas. Estas computadoras poderosas son
almacenadas en granjas remotas de propiedad privada.
Para minar Bitcoins, estas máquinas
realizan tareas matemáticas extremadamente complejas con el fin de acuñar
nuevos Bitcoins. Luego, los mineros cambian los Bitcoins por otras monedas o
deciden conservarla.
El código fuente de Bitcoin
aprovecha el poder del cómputo para recolectar, registrar y organizar
transacciones previamente no verificadas, agregando un nuevo bloque a la cadena
de bloques (Blockchain) aproximadamente cada 10 minutos.
Cada vez que se crea una
nueva cadena de bloque, se acuña una cantidad predeterminada de Bitcoin fresco.
Los mineros, por su parte, son recompensados con Bitcoins por dicho esfuerzo.
Sin ahondar demasiado en
detalles, suele suceder como pasa fuera del mundo virtual: un minero obtiene un
bien preciado que puede vender a un precio específico a compradores. Sin
embargo, en el caso del Bitcoin, muchos de estos mineros prefieren conservar
los Bitcoins debido al valor que adquiere con el transcurso del tiempo.